Está realizado íntegramente en el norte de Irlanda, un proyecto cinematográfico para que los jóvenes adquieran experiencia en la industria cinematográfica, los aficionados que trabajan junto a los expertos de la industria, formando el futuro del cine irlandés, que es una idea genial y un pequeño regalo de Navidad en sí mismo.
El guión toma prestado mucho de la típica comida navideña, por lo que no encontrará originalidad entre los diálogos trillados, pero hay mucho corazón.